La creación.

Vivimos amoldados a nuestra cultura, pero diversos por la convicción de sobresalir y mejorar nuestro entorno, lo que nos une como sociedad e impulsa el desarrollo de ésta unión (Pérez. 1996). El proceso del humano para ser lo que hoy en día es, ha sido largo y con él advienen sucesos de trascendencia, desde la creación del fuego y el lenguaje, a la escritura, la poesía, un sistema complejo de leyes y la imprenta, entre muchas otras cosas.

No podemos ignorar el comienzo de todo lo que implica un individuo en la actualidad. Y fue necesario el desarrollo de las “herramientas” como medio para modificar el exterior y de los “signos que son instrumentos psicológicos producto de la interacción sociocultural y de la evolución, como es el lenguaje, la escritura, el cálculo, entre otros” (Chaves. 2001). El desarrollo y evolución de estos métodos para interactuar con nuestros semejantes trajo consigo actividades particulares, como lo mencionamos antes, así nació la poesía, y otros tipos de expresión particular, como la música. Con respecto a las herramientas también los seres humanos han avanzado; lo que en generaciones pasadas requería la asistencia de decenas de personas, hoy requiere un control remoto y alguien para operarlo con el menor esfuerzo físico.

A lo que estamos acostumbrados en nuestro día a día tuvo un origen; el automóvil, las notas en el periódico, escuchar música, el símbolo con el que reconocemos la tienda donde compramos nuestro café, los libros que leemos, películas, entre muchas otras cosas, tienen un creador. Y éste es protegido actualmente por organismos a nivel internacional e instituciones a nivel nacional, así como por leyes específicas para lo que se conoce como “propiedad intelectual y derechos de autor”.